Islandia es un destino único, exótico (por insólito) y últimamente, de moda. Como todo país nórdico, no es un destino muy barato y pensar en recorrerlo puede echarnos para atrás en un primer momento si nuestro presupuesto no es muy abultado. Pero no: Islandia es un perfecto destino para mochileros, donde los albergues juveniles y el alquiler coches baratos hacen posible la experiencia.
Alojarse en Reikiavik
Reikiavik, la capital más al norte del mundo, es una ciudad de vibrante cultura y vida nocturna. No en vano lidera el ranking mundial de publicación de libros per cápita y cuenta con un sistema de enseñanza que garantiza la formación musical desde niño.
Uno de los grandes atractivos para visitar la capital es el festival que se celebra cada año, Iceland Airwaves, el mayor del país, con más de 450 bandas tocando durante una semana y que en 2012 atrajo divisas por valor de 1000 millones de coronas, cerca de un 10% del PIB anual del país.
Aunque la crisis financiera que azotó Islandia en 2008 provocó una fuerte caída de los precios (y una pronunciada devaluación de la moneda), el país se recupera y también lo hacen sus precios. Pero hay varios hostales en Reikiavik de excelente calidad por unos 20-30 euros la noche. Estos son el Reikiavik Backpackers (también en Akureyri), Reikiavik Downtow, Reiviavik citi Hostel y el KEX Hostel, famoso por su peculiar estilo y por ser la sede de los mejores conciertos del Airwaves. En el resto del apís hay una amplia oferta de hostales de la red YHA.
Recorrer la isla en coche
Recorrer el país en coche alquilado puede tomarnos de tres a cinco días dependiendo de la temporada del año. Pero cuidado. Es preciso contratar una compañía fiable, ya que algunas compañías low-cost de alquiler de vehículos se aprovechan del desconocimiento y de los escasos recursos de los mochileros para ofrecer vehículos pobremente equipados y peligrosos. No puede cogerse la carretera sin comprobar el circuito eléctrico y la calidad de los neumáticos, de invierno, y es recomendable alquilar un vehículo 4×4.
Las carreteras en Islandia son peligrosas, pues grava, viento lateral, nieve y hielo confabulan en una via que, a lo largo de toda la isla, es estrecha y no tiene vallas “quitamiedos”. Merece la pena, eso sí, pues sus paisajes volcánicos, glaciares y fiordos son sobrecogedores.