Al sudoeste de Turquía, concretamente en el valle del río menderes, en la provincia de Denizli una de las 81 provincias de Turquía donde se disfruta de un tiempo templado mayoritariamente todo el año, se encuentra Pamukkale, una zona natural, que además es un lugar natural de gran atracción turística.
Pamukkale, paisaje único
El Pamukkale, una maravilla creada totalmente por la naturaleza, cuyo nombre significa ” Castillo de algodón “. es una extraña formación geológica repleta de balsas de agua cristalina.
El Pamukkale es uno de los sitios de más turismo del país turco y posee un paisaje único que tan sólo se asemeja a las fuentes termales de Mammoth, en Estados Unidos y a Huanglong, en China. Cuando lo ves parece que estás contemplando una montaña llena de pura nieve, totalmente congelada, pero al acercarte te das cuenta de que el color blanco se debe a las voluminosas capas de piedra caliza y travertino que se precipitan en forma de cascada por la ladera de la cordillera.
Sin duda, Pamukkale es un lugar espectacular y único, pero podría ser muchísimo más sobre cogedor si se hubiera protegido desde el principio de sus tiempos. Hasta que se convirtió en Patrimonio de la Humanidad en 1988 todo el mundo hacía lo que le apetecía en el famoso lugar.
Las piscinas naturales eran utilizadas por los turistas para bañarse, pero no solo eso sino que lo hacían utilizando incluso jabones y geles, con lo peligroso que es esta práctica irresponsable para el medio ambiente y su ecosistema.
Además, se comenzaron a construir varios hoteles y pensiones en lo alto de diferentes lugares, llegando a destruir incluso partes de la antigua Hierápolis. Las aguas termales de las fuentes del Pamukkale fueron utilizadas por los hoteles para abarrotar sus piscinas e incluso llegaron a vertirse aguas residuales en la zona.
Al fin y al cabo, es un lugar precioso. Si puedes vistarlo, no te arrepentirás.
Gracias por la foto a Mus Nakal